ENSAYO SOBRE LA CEGUERA


Lo que leerán a continuación es una historia real, lejos de ser la notable obra de ficción escrita por el portugués Saramago, que relata cómo una extraña epidemia de ceguera asola todo un país. Un pobre hombre que espera en su coche frente a un semáforo es el primero en padecerla y a partir de entonces se extiende cada vez más rápidamente entre la población. Los afectados son puestos en cuarentena, pero resulta imposible contener la enfermedad y las calles acaban llenándose de ciegos que son víctimas de este inexplicable mal consistente en una infinita ceguera blanca, como un mar de leche. A medida que aumenta el temor y la crisis en el país, gradualmente las personas se convierten en presa de los más bajos instintos del ser humano, llegando a los extremos más miserables.
El profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la supervivencia, se convierte en una parábola de la sociedad actual, trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad física.
Es esta enfermedad que aparentan padecer un gran número de oftalmólogos en nuestro país, y sobre todos los dirigentes de la Sociedad Uruguaya de Oftalmología. Los mismos que se opusieron a la maravillosa gesta llevada a cabo por el MSP y el MIDES que concluyó con la operación de más de 2.000 uruguayos de bajos recursos económicos en Cuba. Los mismos que se oponen hoy a la Operación Milagro con ataques cobardes y falsos argumentos.
Ellos están ciegos. Es por esa razón que no pueden ver la realidad de nuestra sociedad, las necesidades básicas de nuestro pueblo. No son capaces de mirar más allá de sus propias narices, o mejor dicho, de sus bolsillos. Están ciegos del peor de los egoísmos y de su apetito voraz, por hacer de una loable profesión, el más siniestro de los negocios. Están ciegos pues de insolidaridad, por no medir las consecuencias de sus actos, o mejor dicho de sus no-actos, son responsables de no actuar frente a la desgracia del prójimo, de permitir que sus paisanos, por el hecho de ser pobres, queden ciegos y muchos, hasta el final de sus días. Están ciegos por un corporativismo cruel que los envilece, que los infravalora, por usar las palabras de su presidente, y que pretende invertir la escala de valores que, tantos MÉDICOS, con mayúsculas, han forjado a lo largo de la historia de nuestro país.
Pero por sobre todas las cosas, están ciegos por creer que nos pueden engañar, por creer que todos estamos tan ciegos como ellos, y que sus absurdos argumentos nos pueden convencer. Ofenden nuestra inteligencia.
Quienes sino ciegos, son capaces de no ver que al alcance de su mano, estaban los más de 2.000 compatriotas que gracias a la solidaridad del gobierno de Cuba y de su pueblo, fueron trasladados miles de kilómetros para ser operados y recuperar la vista.
Quienes sino ciegos no vieron que se les puso enfrente la herramienta maravillosa que es el Hospital de Ojos, con todas sus instalaciones y no quisieron usarla a favor de los más desprotegidos, defendiendo su corporativismo y sus exageradas ganancias.
Quienes sino ciegos no fueron capaces de ver a los otros más de 3.000 compatriotas que fueron operados en dicho Hospital desde febrero de este año y que había personas diagnosticadas desde hace más de 30años!
Quienes sino ciegos no están aptos para ver los miles de uruguayos que están siendo pesquisados a lo largo y ancho del país para su pronta operación.
Cómo no pueden ver el esmero y la dedicación, no reconocer la capacidad y la solidaridad de los Médicos y Técnicos cubanos que están llevando adelante el milagro en Uruguay? Pero sobre todas las cosas, el amor y el cariño que le brindan a nuestros "viejos".
Es intransferible la experiencia de verlos trabajar, con una pasión y una ternura que no estamos acostumbrados a ver. Con la humildad que solo los que saben, pueden irradiar. "Yo soy feliz operando", comentó un día el Dr. Vladimir en un viaje al Interior. "yo opero a cualquier hora, déjenme operar toda la noche, que es lo que más me gusta hacer en el mundo"
"Yo solo quiero pesquisar, hacer mi trabajo y atender a los abuelitos como ellos se merecen" ... comentario del Dr. Issax, jefe de la brigada, no quieren perder tiempo, ni hacer esperar a los "abuelitos" más tiempo de lo debido por hacer una nota a un canal de televisión o a una radio.
"Cuando el milagro es grande hasta el santo desconfía", dijo el doctor Miguel Zylberglajt presidente de la Sociedad Uruguaya de Oftalmología, ante un millar de profesionales extranjeros, en el Hotel Conrad de Punta del Este, el pasado mes de marzo, en un ataque al trabajo y a la solidaridad del gobierno y el pueblo cubano y a las políticas de salud de nuestro gobierno. No doctor, querrá decir "cuando la limosna es grande..." y si hay algo que nos han demostrado estos 29 profesionales cubanos, es que ellos no dan limosnas, simplemente cumplen con el trabajo que ustedes no cumplieron, hacen lo que ustedes no quisieron hacer: solo les devuelven la vista a los ciegos.
Pero "el vino, de plátano, y si sale amargo, es nuestro vino", dijo cierta vez José Martí en una de sus alocuciones, y por eso no podemos dejar de creer que hay una gran cantidad de médicos uruguayos que, en algún momento pondrán las cosas en su lugar y se harán por fin la pregunta: ¿Cuál sería nuestro grado de responsabilidad como personas que "vemos la luz" en un mundo de ciegos?

El BPS, en conjunto con la ONAJPU y el Hospital de Ojos, está realizando la coordinación de los días y lugares de pesquisas en todo el país. La experiencia la estamos haciendo junto con las Asociaciones de Jubilados que han demostrado una vez más, lo que es capaz la sociedad organizada en un emprendimiento histórico, sin antecedentes en nuestro país. La gran capacidad y experiencia a nivel internacional de los técnicos cubanos en este tipo de trabajo, unida a la gran dedicación y voluntad de los médicos del Hospital de Ojos, desde su director hasta los médicos que llevan a cabo las pesquisas junto con los pocos oftalmólogos que aceptaron los cargos, los técnicos y colaboradores del MIDES, hace que se realicen pesquisa de más de 100 personas por vez, con un equipo que recorre el país entero.
Estas experiencias pueden relatarlas los compañeros y compañeras de las Asociaciones donde se han realizado las mismas. El compartir luego de una ardua e intensa jornada un almuerzo entre todos los que colaboraron con gran dedicación en este trabajo, lleva a un intercambio de vivencias, de uno y otro lado, que hace al conocimiento y reconocimiento de las distintas experiencias y a estrechar lazos de amistad. Todos salimos distintos, más ricos y tras un mutuo agradecimiento, una emotiva despedida. De esa forma se gesta el Milagro de la lucha del ser humano por el ser humano, sin otro fin que el de la solidaridad.

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