DOCUMENTO DE LOS JOVENES PARA EL CONGRESO

“Los Jóvenes y la política....un debe del Frente Amplio”

A modo de introducción

Es clara la preocupación del Frente Amplio en dar continuidad al proceso de cambios iniciado en este primer gobierno progresista, para eso debemos permanentemente pensar, discutir y ajustar la herramienta política que tenemos, tanto a nivel de sus discursos, su cultura política y sus espacios de participación. Es fundamental entonces, garantizar los procesos políticos que lo permitan de la manera más democrática y con el mayor nivel de profundidad posible, en especial en lo que refiere a participación juvenil y renovación generacional.

No es novedad para nadie que las estructuras de nuestra fuerza política están envejecidas, y si bien el hecho de ser joven no significa por si mismo ser renovador, los jóvenes de izquierda tenemos una menor adaptación al sistema social en el que vivimos y una tendencia general a criticar y a chocar contra el statu quo. Es por eso necesario que el Frente Amplio (en particular los jóvenes del Frente Amplio) encaucemos esa tendencia con un marco ideológico y un proyecto político de izquierda. No es concebible una organización política de izquierda, sin la participación activa y con un alto grado de incidencia de los jóvenes, así como no hay forma de plantearse la renovación de la izquierda sin dar lugar al recambio generacional.

Dando lugar a los jóvenes, considerando e incorporando nuevas formas de participación que sean inclusivas de otras miradas, que comparten una perspectiva de corte generacional, estaremos profundizando la permanente construcción democrática del Frente Amplio. Para encarar el tema de la renovación debemos pensar en ámbitos de participación y formación inclusivos y que el lugar de los jóvenes no sea meramente testimonial o para que hagan los mandados, sino que también sea en los ámbitos de toma de decisión.

La pregunta es: ¿Se puede ser joven en una fuerza política de izquierda que está en el gobierno y no morir en el intento?

Los votos jóvenes estuvieron siempre asociados a la izquierda, la izquierda era sinónimo de rebeldía, de ruptura con lo establecido, de vanguardia y por lo tanto se constituyó como esperanza de cambio; de un tiempo a esta parte desde el Frente Amplio y más recientemente desde el ejercicio de gobierno (más allá de los cambios concretados), resulta al menos difícil mantener ese nivel de identificación juvenil.

Cabe analizar los motivos de esta dificultad y cabe hacerlo desde dos perspectivas fundamentales: la situación de los jóvenes en nuestra sociedad, y la relación del Frente Amplio con los jóvenes.

¿En qué andamos los jóvenes?

Los jóvenes no nos restringimos a reproducir la vida de la generación precedente. Esto nos coloca como portadores de cambio, con mayor autonomía moral que los niños pero sin la autonomía material del resto de los adultos, y como un grupo etario con funciones sociales y patrones culturales específicos.

Conformamos un conjunto social muy heterogéneo. Muy distinta es la situación de los jóvenes urbanos y jóvenes rurales, de jóvenes de grupos socioeconómicos carenciados respecto de otros que viven en hogares de mayores ingresos, de jóvenes de 15 a 19 años en contraste con otros de 0 a 24 o de 25 a 29, de jóvenes con poca o mucha educación formal, de jóvenes mujeres en relación a jóvenes hombres, etc. Debemos entonces, al momento del análisis tener en cuente la heterogeneidad juvenil.

Estamos viviendo un momento de profundas tensiones y contradicciones, y al mismo tiempo de gran creatividad y promotores de cambios culturales de fondo. Sin embargo, estamos en un marco de “invisibilidad” para el resto de la sociedad o aparecemos entendidos problemáticamente en su gran mayoría. Conflictividad o apatía política, deserción escolar, falta de respeto a las normas o conductas de riesgo son parte del lenguaje que desde la política y el discurso adulto reconoce y define a los jóvenes.

Una de las contradicciones fundamentales es la de estar más incorporados en los procesos de adquisición de conocimientos para el trabajo, pero más excluidos de los espacios en que dichos conocimientos pueden desarrollarse, es decir mercado laboral y la fuente de ingresos. En parte por que el progreso técnico exige más años de educación para acceder a empleos modernos, por lo que nos enfrentamos a una dinámica de devaluación educativa. Por cierto existen además claras desigualdades entre jóvenes de distintos grupos.

Otra contradicción importante es que los jóvenes gozamos de mayor acceso a información y menos acceso a poder. Tenemos mayor participación en redes informáticas y consumo de medios de comunicación, pero por otro lado participamos menos de espacios decisorios de la sociedad, sobre todo en la esfera del Estado. Curiosamente, en un momento histórico de tránsito hacia sociedades donde se dice que el poder está vinculado de manera cada vez más directa con la información.

Los jóvenes nos definimos cada vez más por nuestro consumo cultural. El campo de la estética va ocupando un lugar de mayor peso en la subjetividad juvenil, lo que hace de los jóvenes un actor de gran creatividad cultural. Por otro lado, a medida que se banaliza el peso de la ideología política, se corre el riesgo que los jóvenes sean potenciales reproductores de la cultura hegemónica.

Muy tempranamente los jóvenes cuestionamos la legitimidad de la autoridad paternal y esperamos ordenar nuestras vidas conforme a nuestras propias decisiones. Sin embargo, no contamos con las opciones para materializarlo, por la dificultad para conseguir empleo, un ingreso adecuado y acceso a vivienda.

Otra tensión es entre la seducción del presente y la presión del futuro, tensión que vive hoy el resto de la sociedad también. Por otro lado la imposibilidad de concretar proyectos en el presente con la consiguiente desazón que dificulta proyectar hacia el futuro. Por un lado la voluntad de experimentación y de jugar al ensayo y error; y por el otro el disciplinamiemto escolar y productivo que responde a la lógica del mercado, con estándares de eficacia y calidad, donde el placer y el disfrute quedan relegados en aras del “rendimiento futuro”.

¿Y por casa cómo andamos?

Un análisis generacional de nuestra fuerza política marca un número importante de compañeros mayores y cada vez menos presencia juvenil. El Frente se está convirtiendo en una organización política de hombres, viejos y de clase media. Dentro de los pocos jóvenes que hay la mayoría son hijos de militantes, tenemos que cuidar de no convertir la militancia en una nueva tradición. Por otro lado, estamos comprometidos después de una tercera generación de la izquierda unificada; a acordar o tratar de llegar al acuerdo..

Sabemos que hay muchos jóvenes comprometidos ideológicamente con el proyecto, con ganas de decir y de hacer, pero no encuentran los espacios para hacerlo dentro de nuestra estructura. Esto se ha dado por la falta de capacidad de las juventudes políticas de trascender sus objetivos particulares en función de objetivos más generales y de largo plazo, pero también y fundamentalmente por una lógica que el FA practica en todas sus esferas, la cual no incluye la diversidad de discursos, formas y prácticas, y mucho menos ciertas libertades a esta diversidad de actores. Un joven llega a la estructura y ésta le pasa la línea, “ésta es la mochila nene y con esta mochila es con la que tenés que salir a recorrer el barrio”. Los jóvenes tenemos que tener la posibilidad de ser parte de la construcción de la mochila del FA Los lugares además deben ser habitables para una generación que tiene otros códigos, un comité de base no puede remitirse solamente a abrir los jueves para el plenario, cuando los jóvenes se juntan en la esquina todos los días. En esto creemos que hay una doble responsabilidad, de un lado del FA en su conjunto y del otro de la estructura juvenil del FA, el primero que no ha sabido incorporar nuevas agendas ni articular e incluir nuevas formas de militancia; y la segunda que no ha podido consolidarse en tanto espacio político nacional con voz propia y con capacidad de incidencia y propuesta continuada.

Hasta ahora hemos sido un espacio que funciona con las mismas lógicas estructurales de la fuerza política de la cual somos partes, siendo optimistas ha servido como espacio de coordinación; siendo realistas no ha pasado de ser un ámbito que nuclea a una parte de los militantes jóvenes del FA y que no tiene llegada a los y las jóvenes frentistas. Los jóvenes tenemos que ser los primeros en integrar e incorporar nuevas formas de organizarnos, nuevas formas de militancia, integradoras, dinámicas, eficientes, para nosotros esto es fundamental para sumar más jóvenes a la militancia del FA.

Sin embargo, la cuestión no se agota en crear espacios, hay un tema de cultura política. Debemos estar dispuestos a utilizar diversos lenguajes, atender diferentes subjetividades, hacer del FA un espacio colectivo que nos respete e incluya a todos. La idea de que el militante joven debe sacrificar su vida y dedicar gran parte de las horas de la misma a estar haciendo política en las estructuras partidarias, y si no lo hace se le pasa factura no puede ser sucediendo. Partir de la base de que solo se hace política en las mismas o en actividades específicas de éstas es un error, también se hace política cono los amigos, con los compañeros de laburo, de facultad; y entender que se está más comprometido con la causa en función de la cantidad de horas que se está es no entender la complejidad de la vida de un joven que además de hacer política, trabaja, estudia y tiene momentos de ocio, esta vida que puede cambiar repentinamente. Un joven hoy estudia, mañana trabaja 10 horas por tres mil pesos, pasado se encuentra un novio o novia, y a los 3 meses termina estudiando, trabajando y con novia. Si por no estar siempre, cuando aparezcan se los recrimina no van a volver más. O asumimos nuevas formas de hacer política o seguiremos expulsando jóvenes. Tenemos que hacer más eficiente la militancia, tenemos que apuntar a aprovechar al máximo los tiempos que los compañeros tienen, tenemos que hacer que los compañeros sepan y sientan que son fundamentales, que su participación es fundamental, que trasforman la realidad.

Es imprescindible definir líneas de acción precisa para alcanzar ciertos fines, pero no puede seguir sucediendo que para alcanzar estos fines se llegue a la conceptualización de una práctica política como “la buena”, excluyendo todo el resto. Esto lleva a considerar la hegemonización del instrumento como la vía más apta para lograr esos fines, dando lugar a la omisión del debate, la proscripción de los disidentes y la discriminación de algunos actores políticos. Es indudable por ejemplo, y lo vemos en el discurso y en la práctica política cotidiana, que el Frente Amplio hacia su interna es machista, homo fóbico y paternalista. Estamos a tiempo de dar un viraje a nuestras prácticas políticas para no terminar siendo un partido tradicional.

En cuanto a los temas de discusión, hay muchos temas que preocupan y nuclean a muchos jóvenes que no son temas menores, tal vez no son los que nos han preocupado históricamente, pero tenemos el compromiso de abrir el espectro de discusión, nos referimos en especial a temas que hacen más a cuestiones de peso cultural, de valores, que son fundamentales para sostener las reformas estructurales a nivel material, como pueden ser drogas, sexualidad, cultura artística, etc. Junto con lo anterior, el discurso del Frente y del gobierno no esta dirigido al público juvenil, y esto hace difícil no solo la llegada a los jóvenes sino también sostener su identificación histórica con el Frente Amplio. A esto se suma una fuerza juvenil que cada año parece empezar de cero y que no logra consolidar su historia y los antecedentes de cara a nuevos y nuevas jóvenes que se acercan a la militancia.

No debemos dar respuesta en el discurso y en nuestras prácticas a los temas juveniles en la medida que los partidos tradicionales, en particular el Partido Nacional, se adjudican el monopolio dela voz y voto joven, esas cuestiones de marketing político no tienen nada que ver con el compromiso profundo y revolucionario que pretendemos que el Frente tenga.

Se debe reconocer e incorporar en la reflexión, en la discusión, en políticas globales y en las propuestas concretas los temas juveniles, y además dando lugar en las estructuras partidarias a la voz y decisión joven. La Comisión Nacional de Jóvenes del Frente Amplio se compromete entonces, a consolidar un espacio no de pelea interna, sino un espacio generacional de participación, reflexión, discusión y propuesta programática de los jóvenes frenteamplistas.

Algunas propuestas

* El Congreso Nacional del Frente Amplio debe dar y promover de aquí en más una discusión profunda del tema de la participación juvenil y de la renovación generacional de la izquierda en todos los ámbitos del Frente Amplio.

* Nuestro objetivo en el mediano plazo debe ser la conformación de un Espacio Nacional de Jóvenes del Frente Amplio, con autonomía relativa en lo que refiere a aspectos políticos, organizativos y financieros; y a la opinión y difusión de propuestas que hagan a temas de jóvenes, u otros temas mientras no se contradigan las resoluciones del FA.

* Participación en ámbitos de dirección(Mesa Política y Plenario Nacional)

* Generación de espacios de coordinación, que sean satélites a la CNJFA, en donde coordinen los jóvenes y las jóvenes que están en el gobierno nacional y los departamentales, y en organizaciones sociales, donde vayamos generando insumos para el Programa de cara al Congreso del FA del 2008.

Comisión Nacional de Jóvenes del Frente Amplio

Unión de la Juventud Comunista, Jóvenes Vertiente, Juventud Socialista, Jóvenes del MPP, Jóvenes del PVP, Juventud de Asamblea Uruguay

Jóvenes N Jóvenes I Jóvenes K Jóvenes O

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