80 ANIVERSARIO DEL GUERRILLERO HEROICO


Por su importante contenido, publicamos el documento elaborado por la Multisectorial de Solidaridad con Cuba de Rosario y la Comisión Nacional de Homenaje al Che durante la Celebración del 80º Aniversario del Nacimiento del Comandante Ernesto "Che" Guevara.

DECLARACION DE ROSARIO
Hermanos latinoamericanos, compañeros provenientes de todos los países del mundo, bienvenidos a Rosario en este histórico día del 80º Aniversario del Nacimiento del Comandante Ernesto "Che" Guevara.
Esta ciudad de Rosario, que vio nacer al pequeño Ernesto, atesora una larga tradición de dignidad y de lucha por una sociedad donde predomine la relación fraterna entre todos los seres humanos.
El 1º de mayo de 1890, la primera conmemoración mundial de los Mártires de Chicago, congregó a los trabajadores de esta ciudad en un acto que, por obra de los caprichos de la Historia, tuvo lugar en el mismo sitio donde 38 años después naciera Ernesto Guevara de la Serna.
Dos décadas después, una rebelión campesina conocida como el "Grito de Alcorta" estalló en el sur de esta provincia de Santa Fe, como una clara advertencia a los latifundistas.
En 1950 los obreros ferroviarios de la vecina localidad de Pérez, desafiando la presión del imperialismo, marcharon hacia esta ciudad exigiendo el no envío de tropas argentinas a la guerra de Corea. Esta movilización se sumó a la solidaridad internacional de los trabajadores destinada a enfrentar la agresión imperial.
Más recientemente —en la década del sesenta— dos enormes puebladas, conocidas como Rosariazos, advirtieron a la dictadura de turno que nuestro pueblo no estaba dispuesto a perder su dignidad, aún bajo la amenaza del terrorismo de Estado.
Éstos, y muchos otros, son los rasgos salientes de esta ciudad a la que el "Che", a pesar de su fugaz paso por ella, siempre reconoció como su lugar de pertenencia.
Esta descripción es solo un marco. Lo trascendente en la vida de Ernesto Guevara, es su enorme vocación que lo llevó a enfrentar las injusticias allí donde ellas imperaran, sin reparar en los riesgos y mucho menos en los beneficios u honores personales que esa conducta pudiera proporcionarle.
El "Che" estaba blindado por una concepción ética de la vida que era imposible de resquebrajar. Su ejemplo es —precisamente— la antítesis de la descomposición moral que exhibe el sistema capitalista, acentuada en esta etapa del llamado neoliberalismo.
Desde esa conducta trabajó sin descanso por el "hombre nuevo" como sujeto de la sociedad socialista. Pero no lo hizo desde una perspectiva romántica o voluntarista, conocía perfectamente las dificultades que acechaban a esta tarea. En un pasaje de su colaboración al semanario "Marcha" de Montevideo, conocida luego con el título de "El socialismo y el hombre en Cuba", el "Che" señala: "El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha".
En consecuencia, siguiendo su pensamiento, es imposible imaginar el "hombre nuevo" al margen de la lucha de ideas entre una sociedad que no termina de morir y una sociedad que no termina de nacer. El "hombre nuevo" no es otra cosa que una enorme e interminable construcción que ya ha empezado y a la que hoy estamos contribuyendo modestamente con esta multitudinaria celebración.
Una expresión cabal de la construcción de ese "hombre nuevo" la encontramos en los cinco compañeros cubanos recluidos y condenados en los Estados Unidos por su lucha contra el terrorismo.
Hace diez días el Tribunal de Apelaciones del Decimoprimer Circuito de Atlanta acaba de denegar las apelaciones realizadas, confirmando esas condenas. Esta actitud pone de relieve la falta de independencia de esta instancia judicial respecto del poder político del imperio.
Desde aquí, repudiamos este fallo y exigimos la inmediata libertad de los Cinco Héroes, al tiempo que condenamos la connivencia del gobierno estadounidense con el confeso terrorista Luis Posada Carriles.
Bien se podría decir que —con su ética revolucionaria como principal trinchera— el "hombre nuevo" es el propio Comandante Ernesto Guevara. Los niños cubanos bien lo saben cuando en su juramento afirman "seremos como el «Che»".
Pero su accionar traspone todas las fronteras. A esa ética de hierro le suma su condición de pensador que se adentra en el futuro. Y es, precisamente, esa virtud la que le confiere esa contemporaneidad que le permite seguir guiando la lucha de los pueblos; en este caso, la marcha de los procesos democráticos y revolucionarios que recorren nuestra América como un fervoroso presagio de una segunda independencia.
"Es, naturalmente, la industrialización la que da la verdadera pauta del desarrollo. De acuerdo a cómo vaya el proceso industrial, así irá el desarrollo del país", advertía el "Che" en 1961 ante la Conferencia de Punta del Este y agregaba, adelantándose al ALCA y a los tratados de un supuesto libre comercio, "otra condición indispensable para el desarrollo es lograr mercados estables y cada vez mayores, y además diversificar el comercio exterior".
Hoy el ALBA, la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de nuestra América, está plasmando el pensamiento guevariano en una inteligente articulación de los logros económicos, con la obtención del bienestar de millones de hombres y mujeres. "El desarrollo económico —decía el «Che» en Punta del Este— es nada más que el medio para lograr el fin, que es la dignificación del hombre".
Más de una decena de procesos transformadores se han abierto en nuestro continente. Todos ellos, más allá de sus particularidades, tienen un común denominador: han surgido del voto popular como expresión de rechazo al neoliberalismo y sus catastróficos resultados.
Neoliberalismo que, en la década de los noventa, adoptó como uno de los principales bancos de prueba a la República Argentina.
Todavía resuenan en nuestros oídos aquellas palabras que pronunciara el compañero Fidel Castro en su histórico discurso en la escalinata de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, aquel 26 de mayo de 2003. Decía Fidel refiriéndose a las jornadas vividas en la Argentina el 19 y 20 de diciembre de 2001: "ustedes no saben el servicio que le han prestado a América Latina, ustedes no saben el servicio que le han prestado al mundo, al hundir en la fosa del Pacífico que tiene más de 8.000 metros de profundidad, el símbolo de la globalización neoliberal. Le han insuflado tremenda fuerza al número creciente de personas que han ido tomando conciencia en toda nuestra América sobre qué cosa tan horrible y fatal es eso que se llama globalización neoliberal".
Estas palabras del máximo dirigente de la Revolución Cubana — revolución que desde aquí nos comprometemos a seguir defendiendo— no son solo un halago, son fundamentalmente un compromiso indelegable con nuestros pueblos para seguir luchando contra el imperio y sus socios nativos, que no se resignan a perder sus privilegios, atacando a la democracia que dicen defender.
Es condición indispensable para el fortalecimiento de los procesos democráticos y transformadores que se han abierto en nuestra América, adoptar una actitud militante. Los peligros de intromisión que conlleva la nefasta doctrina de la "guerra preventiva" acuñada por los neoconservadores de Washington, los intentos de secesión como en el caso de la hermana República de Bolivia o las diversas formas de desestabilización institucional; solo se podrán conjurar edificando una sólida unidad, condición necesaria para poder avanzar por el camino de los cambios profundos de las injustas estructuras económicas que han convertido a nuestras sociedades latinoamericanas en las más desiguales del planeta. En esta tarea le cabe un rol fundamental a la clase trabajadora de cada uno de nuestros países que —en muchos casos— sobreponiéndose a conducciones burocráticas enfrentó y en muchos casos continúa enfrentando con firmeza la aplicación de las políticas neoliberales.
Aquí también viene en nuestra ayuda el "Che" con su mensaje a los argentinos, pronunciado el 25 de mayo de 1962.
“Todo es parte de una sola lucha —señala—, y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista, socialista, peronista o de cualquier otra ideología política en determinado país, sólo caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios, o se está en contra de los monopolios. Y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En eso los norteamericanos tienen razón. Todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo. Y todos somos aliados, aunque a veces no lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo. Pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo”.
Éste es el espíritu que nos une en esta magnífica celebración. Es el espíritu de la unidad en la diversidad, a partir del reconocimiento del enemigo principal. Enemigo principal ya no solo de los pueblos sino, a esta altura de la barbarie del imperio, de la naturaleza y de la humanidad en su conjunto.
El enemigo, empantanado en su genocidio de Afganistán e Irak, no está distraído respecto de nuestra Latinoamérica. Luego de la derrota del ALCA en Mar del Plata —en 2005—, supo lamer sus heridas y regresar con nuevos bríos a través de los denominados Tratados de Libre Comercio y de la promoción de los agrocombustibles, una de las principales causas del empinado encarecimiento de los alimentos en el mundo.
El ataque colombo-estadounidense a territorio ecuatoriano, la carrera armamentista de Bogotá sustentada por los millones de dólares del Plan Colombia y del Plan Patriota, la recreación de la IV Flota estadounidense, los planes secesionistas en Bolivia, Venezuela y Ecuador respaldados por Washington, el Seminario neoliberal-fascista realizado a fines de marzo en Rosario, forman parte de una contraofensiva destinada a recuperar el terreno perdido.
Este grado de virulencia guarda estrecha relación con la profundización de la crisis estructural que padece el imperio, agravada por las irresponsables políticas de su actual presidente, especialmente en el terreno militar.
A la sostenida disminución del dinamismo del sistema productivo, se le sumó el crecimiento del consumo privado, los gastos bélicos y la expansión de la burbuja financiera. Ello está originando abismales desequilibrios fiscales y de la balanza comercial.
Una sola muestra de este cataclismo lo proporciona el crecimiento de la deuda pública estadounidense: en 1970 alcanzaba los 390 mil millones de dólares, en la actualidad trepó a los 9 billones quinientos mil millones de la misma moneda. Es decir que en 38 años se multiplicó por 24.
Frente a un imperio mal herido y cada vez más agresivo, emergen en nuestra América diversas alternativas.
El MERCOSUR va ocupando un lugar considerable y todo indica que su efectividad se verá aumentada cuando la derecha brasileña destrabe —en su Parlamento— el ingreso de la República Bolivariana de Venezuela.
Por su parte el ALBA, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, sustentada en una lógica de colaboración y hermandad, va enhebrando todos los días nuevas estrategias tendientes al desarrollo económico, concibiendo al ser humano como destinatario de este desarrollo, tal como lo enunciara el "Che".
Hace muy pocos días, con el surgimiento de la UNASUR acaba de darse un gran paso hacia la conformación de la nación sudamericana. Si a ello se le agrega el proyecto de creación del Consejo Sudamericano de Defensa, independiente de la tutela de Washington, se habrán subido varios peldaños en la consolidación de este proceso transformador, y en muchos casos revolucionario, que se está viviendo en nuestro continente.
Solo la construcción de un gran torrente popular en cada país, consciente y organizado, inspirado en la unidad necesaria que planteaba el comandante Ernesto Guevara, podrá sustentar y profundizar este camino transformador emprendido en Latinoamérica.
"He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie —decía el «Che» ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1964—. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie".
Hasta la victoria, siempre.
• Multisectorial de Solidaridad con Cuba de Rosario.
• Comisión Nacional de Homenaje al Comandante Ernesto "Che" Guevara, integrada por movimientos sociales, instituciones, personalidades y partidos políticos.
Rosario, 14 de junio de 2008

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